dimarts, 13 de gener del 2015

Una visita al TSI


Ginebra Holton, heredera de una familia muy rica que poseía una gran cadena de hostales repartidos por todo el mundo, esperaba sentada en los bancos que el TSI tenía fuera de las salas de sentencia. No podía dejar de mirar su móvil 8G, revisando los Whatssaps de amigos que la intentaban consolar durante aquel trance. Siempre le había servido tener dinero, pero tener la billetera llena después de la implantación del TSI no beneficiaba, más bien suponía un problema. El tribunal del TSI Todos Somos Iguales, implantado por el gobierno recientemente, luchaba para que todos los seres del planeta se ganaran la vida por sus propios medios, no a través de un apellido o una herencia sustanciosa.

Ginebra Holton no era la única que esperaba impaciente la llamada del tribunal. A su lado se encontraba Tom Suaksenajar, hijo de un actor muy famoso de los años noventa que siempre acababa liado a mamporrazos en sus películas. Una mujer con actitud muy seria abrió la puerta de la sala.

Señorita Holton, adelante.

Ginebra Holton se colocó bien el vestido y avanzó con paso decidido hacia la sala. No había más  remedio que aparentar seguridad. Allí la esperaba el tribunal, formado por un total de siete personas, tres hombres y cuatro mujeres. En las manos del tribunal estaba el continuar con su increíble vida o ir a parar a un campo de trabajo para ricos. En él te podía tocar cualquier tipo de trabajo y no era posible elegir.

Hemos estado mirando su currículum vitae y vemos que algo ha trabajado. No es de los peores casos que han pasado por aquí. De todas maneras, necesitamos escuchar sus argumentos. Esperemos que sea lo suficientemente convincente.

Ginebra Holton no era culpable de ser hija de quien era. Nadie lo es. Bien es cierto que no le hacía falta trabajar, pero ella sentía que en su día a día aportaba algo al mundo. Había hecho sus pinitos como actriz, había participado en algunos realities centrados en su propia persona y ahora estaba volcada en el mundo de la música, con mucho éxito, por cierto. Explicó todo aquello y más al tribunal y éste la hizo esperar fuera hasta comunicarle su decisión. Ya sentada en el banco, saludó de nuevo a Tom Suaksenajar. Pobre chico, él también había estado con un tribunal, pero ni dos minutos. No tenía argumentos. No era difícil intuir cuál sería su desenlace.

A las 13:27 minutos Ginebra Holton supo el veredicto: dos años más de vida normal. Después el tribunal revisaría de nuevo su caso. Mientras tanto, debería continuar volcada en algún tipo de trabajo como hasta ahora.  Agarró su bolso Loewe y dejó atrás por el momento al TSI.



Marta Ciurana

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada