dimecres, 19 de març del 2014

El concurso de debate


El amor a primera vista no existe. Como tampoco existe el amor a secas. Nuestras hormonas nos engañan durante dos o tres años. Y luego regresamos a la dura realidad.
Incontestables, mis argumentos se repetían en mi mente, a la espera de la llegada de mi rival en el concurso de debate organizado por la biblioteca. Cerré los ojos. Entre pasitos delicados y femeninos, mi contrincante se ubicó en su zona del escenario, detrás del atril. ¡A por ella! ¡Y sin piedad! Pero cuando inició el turno de argumentaciones, me relajé. No sería necesario sacar la artillería pesada. Su voz dulce y melodiosa enlazaba un argumento débil tras otro. Dispuesto a rebatir aquella sarta de tonterías, abrí los ojos y me quedé petrificado ante el gran azul de su mirada. ¡A eso debían referirse los elegidos cuando describían las visiones celestiales!



Rafael Pedro Rodríguez Gutiérrez

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