1.-
Dos cigarras estaban intentando refrescarse, tocando su música al unísono
bajo las hojas de una col, cuando un ruido espantoso les hizo detener su
sinfonía “¿Tú crees que estamos en peligro?”, preguntó la una a la otra. “Yo
creo que no”, le contestó, “y lo mejor es que sigamos refrescándonos o
moriremos achicharradas de calor”.
2.-
Con su gran mansión recién adquirida, una pareja pidió a los operarios que
colocasen los muebles carísimos que habían comprado en su hermoso jardín. A la
hora de la siesta decidieron amortizar su preciada compra, pero un soniquete
parecido a una motosierra les fastidió su descanso.
3.-
Los pequeños ya habían comido y lo que más deseaban era pegarse un baño en
la piscina. Su madre les explicó con paciencia: “Vuestro padre, que trabaja
mucho, está haciendo la siesta. En un par de horas podréis bañaros”. Los
pequeños se acogieron al final de la frase y se lanzaron al agua. ¡Bien! ¡Se
acabaron los ronquidos!
4.-
Por fin todos los vecinos consiguieron lo que deseaban: que aquellos
molestos ronquidos dejaran de sonar. Y gracias a la lluvia intermitente
acompañada de los gritos de unos niños, las cigarras se fueron refrescando y no
murieron de calor.
Carol Simón
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